Blog La experiencia
Discernir
Tengo un problema un tanto absurdo, lo reconozco. Perdono con facilidad aunque se trate de personas que ponen los pelos de punta, que no saben amar y que encima no se arrepienten de nada. Me hacen un puchero y, aunque soy consciente de la realidad, los compadezco y para colmo les doy un like. Más tonta imposible.
Así que he tomado una decisión: hasta que el cielo me ayude a ser inteligente, y rezo a todos allí arriba por eso, no doy ni un solo like más. No estoy enfadada con mis amigos y os pido que no os extrañe si no hago like en vuestras publicaciones, aunque sigo presente por aquí. Y tan risueña como es habitual en mí.
Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra
Lo más importante que he aprendido en esta vida es a no juzgar ni condenar a los demás. Hayan hecho lo que hayan hecho. Siento dolor, me enfado, por supuesto, pero el ojo por ojo no va conmigo. Entiendo que muchas personas actúan impulsadas por el dolor, la inconsciencia y la enfermedad mental. Vibran muy bajo y son muy desgraciados. Como diría Cristo, no saben lo que hacen. Cuando te encuentres a uno de estos, hay que añadir, al enfado 😡 normal y saludable que sientes, grandes dosis de compasión. Compasión entendida cómo sufrir con ellos, acompañarlos en su dolor, y no situarse en un plano superior a ellos porque todos, absolutamente todos, cometemos errores y tenemos culpas. Si alguien se cree perfecto, que se lo mire.
Un asunto delicado
No puedo entender la vida sin la experiencia espiritual y religiosa, pero a veces esto se vuelve complicado pues creo que el rito religioso hay que elegirlo honesta y libremente. En este momento de mi vida siento que estoy faltando a un pacto con la Vida pero ella lo entiende y perdona.
Para mí todas las religiones que se siguen de corazón son verdaderas. Simpátizo, por mi inclinación personal, con el cristianismo y el budismo, pero me doy cuenta de que mi verdadera opción es crear mis propias creencias. Cuidado, no estoy fundando una secta, ya que he elegido vivir mi fe de manera individual, sin crear grupos.
Puede parecer todo lo extraño que quieras, pero es lo que siento que tengo que hacer.
El enfado
Yo, que soy de natural amable, tengo que reconocer que, de vez en cuando me convierto en una leona. Tal vez eso forma parte de la experiencia que es vivir. Te das cuenta de que quieren perjudicarte y surge en tu interior el aspecto más primario y más salvaje de tu ser. Es normal, sí, pero no es la actitud que yo he elegido para vivir. Tengo que controlar mi genio. La mayor satisfacción que puedo darles es dejarme llevar y convertirme a su ojo por ojo y diente por diente. Yo no soy así.
Tal vez lo que menos entiendo son las provocaciones de personas a quienes apenas conozco y que no saben nada sobre mí. Sí, entiendo que lo hacen por interés pues logran beneficios. Otra vez me recomiendo a mí misma autocontrol. Y no caer en la tentación de darles un mordisco, que hasta para eso estoy a dieta.
Fuera bromas. Me doy cuenta de que me estaba equivocando. Y corrijo mi actitud. Elijo la paz. El buen rollo. Elijo ser una mujer digna de lo que escribo. Es difícil para mí, pero lo elijo.
Todo un desafío. Perdóname, Vida.
Hágase tu voluntad
He aprendido algo estos días. A no poner en marcha la ley de atracción, a no jugar con el poder personal, aunque sea posible hacerlo, a dejarlo todo en manos de Dios, o de la Vida, que es como yo le llamo. A partir de ahora rezaré Hágase tu voluntad.
Ser coherente con esta actitud me lleva a suspender uno de los talleres que estaba preparando para el mes que viene. Se trata del taller Mágica Escritura, destinado a desarrollar el poder personal a través de la escritura, a diseñar nuestro destino. Voy a conservar el nombre del taller pero a dotarlo de otros contenidos.
Hágase tu voluntad, Vida, admito que eres sabia y conoces lo que me conviene.
Lo extraordinario
La vida es sorprendente. Puedes llegar a pensar que lo has vivido todo y que no hay nada nuevo bajo el sol pero te equivocas. La vida es magia, cambio, transformación... y en cualquier momento aparece un giro inesperado. Ella, la vida, se da la vuelta y nos enreda. Algo por lo que yo me siento profundamente agradecida.
Te amo, Vida.
No hay dos sin tres
No hay dos sin tres. Y yo he caído resfriada 🤧 por tercera vez. Era de esperar porque cuando caí la segunda empecé a esperar la tercera. Y claro, sucede lo que esperamos que suceda. Se llama profecía autocumplida.
No es magia. Tampoco es una maldición. Es simplemente que nosotros mismos, con nuestras expectativas, determinamos nuestro destino. Convertirnos nuestros deseos, miedos y esperanzas en realidades. Y yo tenía muy pocas posibilidades de escapar de este resfriado porque me lo temía. No hay dos sin tres.
Más de lo mismo
Dicen que cuando una situación se repite es porque no asimilaste su enseñanza a la primera y la Vida, como maestro paciente, te envía más de lo mismo. También dicen que no hay dos sin tres. Ojalá que se equivoquen, pues he caído en la gripe dos veces seguidas y no quiero una tercera.
No sé qué es lo que he tenido que aprender de la gripe este áño. Lo que sea espero haberlo asimilado. Tal vez fue simplemente una prueba de paciencia, pero quisiera comentaros que es cierto, que cuando no aprendes a la primera las experiencias se repiten. Hubo un tiempo en que tuve que enfrentarme más de una docena de veces al mismo miedo. Lo vencí. Tuve todas las oportunidades necesarias.
La vida es una experiencia
La vida no es acumular conocimientos, tampoco es filosofar. La vida no es lógica aunque sea inteligente. La vida es una experiencia hacia la consciencia.
No te quedes ahí, filosofando, lánzate a la vida. Ama. Vive tus sueños. Experimenta. Pero hazlo de forma consciente, prestando atención a lo que te sucede, siendo un testigo de tu vida, interpretando lo que pasa, buscando siempre el sentido de la vida. Date cuenta de las cosas y comparte lo que aprendas. Ese es el camino de la sabiduría.
Recuerda: la vida es una experiencia hacia la consciencia.
El sentido
Seguro que me habéis echado de menos. He pasado una semana con gripe. No tenía fuerzas para levantarme de la cama y escribir en ese estado era imposible.
La gripe, pensé los primeros días, estaba resultando una experiencia inoportuna. Estoy preparando mis talleres para febrero y tengo muchísimo trabajo.
Sin embargo de mi experiencia pasada he recordado algo, que la Vida no da puntadas sin hilo, es decir, que ninguna experiencia es gratuita, que todo tiene un sentido y que, aunque yo ahora mismo no lo entienda, esta gripe tiene algún tipo de sentido o de utilidad para mí experiencia en este hermoso planeta. Ha sido, tal vez, una pausa necesaria.
Se aprende enseñando
Estudiando podrás acumular conocimientos y datos que probablemente no te sirvan para nada hasta que te decidas a experimentarlos. Cuando te decidas a probar tus conocimientos y los conviertas en experiencias, entonces "sabrás". Sabrás cocinar. Sabrás nadar. Sabrás escribir libros. Seguro que sabes hacer muchas cosas, pero no te emociones tanto, que saber no es nada. Simplemente indica que estás preparado para trabajar. Por eso las ofertas de empleo piden experiencia.
Tú necesitas más. Si el conocimiento no es nada, la experiencia es poco más y tu alma pide sabiduría. Algo, la sabiduría, que solamente se alcanza compartiendo lo que sabes. Sólo cuando enseñas algo llegas a entenderlo, a asimilarlo y a asumirlo. Eso es ser sabio.